domingo, 4 de noviembre de 2007

¿Qué es la Rubéola?


Es una enfermedad infectocontagiosa, epidémica y eruptiva producida por un virus común en niños menores de 15 años.

En la mayoría de los países se presenta con mayor frecuencia en primavera. Su peligrosidad reside en el hecho de que cuando se produce en mujeres embarazadas, sobre todo en el primer trimestre, generalmente ocasiona malformaciones congénitas en el feto (sordera, alteraciones cardíacas, retardo mental, etc.)

Agente Causal.

La rubéola está producida por un virus de la familia Togaviridae del género Rubivirus. Fue aislado por primera vez en 1962 por Parkman en células de riñón de mono y en células amnióticas humanas.
Es un virus esférico de unos 60 nm de diámetro.
Su envoltura presenta unas proyecciones externas (glicoproteínas transmembrana E1 y E2 de 5-8 nm), y está constituida por una doble capa lipídica que rodea a la nucleocápside (proteína C no glicosilada) de 30nm, que protege a un RNA monocatenario de polaridad positiva y que probablemente, también codifique proteínas no estructurales relacionadas con la transcripción viral.
La replicación del virus es intracitoplasmática y madura mediante la liberación de viriones a través de vesículas, por gemación de una zona de la membrana citoplasmática. Solamente se ha descrito un serotipo, aunque recientemente se han caracterizado dos genotipos. El virus es inactivado por solventes lipídicos, tripsina, formalina, luz ultravioleta, pH y calor (56º C, 30 minutos). Resiste la congelación y los ultrasonidos.

Sintomas.


La rubéola se caracteriza por la aparición de pequeñas erupciones en la piel de un color rosáceo.

Se inician en la cabeza y progresan hacia los pies, haciéndose más intensa en el tronco, que en algunos pacientes puede producir picazón y suelen desaparecer en pocos días.

Las erupciones suelen mostrarse uno o dos días después del contagio. Junto a las manchas rojizas, los síntomas de la rubéola son bastante similares a los de un síndrome gripal, con malestar general, fiebre poco intensa, enrojecimiento de los ojos, dolor de garganta e inflamación dolorosa de ganglios alrededor de la nuca y en la región posterior de las orejas.

Los síntomas incluyen:

  • Glándulas inflamadas por lapsos de hasta una semana
  • Fiebre (que rara vez excede los 38°C ó 100,4°F)
  • Irritación
  • La señal de Forchheimer ocurre en el 20% de los casos, y se caracteriza por vesiculas rojas pequeñas en el paladar
  • Piel reseca
  • Inflamación de los ojos
  • Congestión nasal
  • Dolor e inflamación en las articulaciones
  • Dolor en los testículos
  • Pérdida de apetito
  • Dolor de cabeza
  • En muy pocos casos, los nervios se vuelven débiles y entumidos

Diagnóstico.

El diagnóstico de la rubéola es difícil ya que las erupciones en la piel suelen ser poco intensas y de escasa duración. No obstante, se puede conocer mediante un análisis de sangre si la persona ya ha padecido la enfermedad y por tanto es inmune. Uno de los principales exámenes de laboratorio que se realizan son IgM e IgG.

Tratamientos

No existe un tratamiento específico para la rubéola. La actuación de los especialistas durante la enfermedad suele centrarse en el control de los síntomas y va dirigida a mitigar la fiebre y el malestar general, como si se tratara de un proceso gripal.

Se recomienda reposo y el aislamiento del paciente para evitar nuevos contagios. Hay que acudir al pediatra si el niño con rubéola respira con dificultad o la tos dura más de cuatro o cinco días. Se administran antibióticos en caso de infecciones bacterianas.

Prevención.


La vacuna triple vírica, que protege frente a la rubéola, el sarampión y las paperas, se muestra eficaz en casi la totalidad de las personas a las que se le administra. Es una vacuna combinada que se recomienda en la niñez. Es aconsejable administrar la primera dosis cuando el niño cumple 15 meses, en alguno países se inicia la inmunización a los 12 meses de edad, aunque en algunos casos no proporciona la inmunidad adecuada, por lo que se suele facilitar una segunda dosis antes de la escolarización (entre los cuatro y los seis años) o antes de la adolescencia (entre los once y los trece años). En cualquier caso, también se recomienda la vacunación en personas adultas que no recibieron la inmunización durante la infancia.

Complicaciones.


Las complicaciones pueden involucrar muchas partes del cuerpo:

Ojos:

  • Cataratas
  • Glaucoma
  • Retinitis

Corazón:

  • Conducto arterioso persistente (PDA)
  • Estenosis de la arteria pulmonar
  • Otros defectos cardíacos

Sistema nervioso central:

  • Retardo mental
  • Retardo motor
  • Cabeza pequeña debido desarrollo insuficiente del cerebro (microcefalia)
  • Encefalitis
  • Meningitis

Otras:

  • Sordera
  • Bajo conteo plaquetario
  • Agrandamiento del hígado y del bazo
  • Tono muscular anormal
  • Enfermedad ósea

Rubéola y embarazo

Los problemas más graves asociados a la rubéola suelen presentarse en mujeres embarazadas que contraen la enfermedad en el proceso de gestación (que transcurre en las 20 primeras semanas de embarazo) o en los meses anteriores al embarazo. En estos casos existe un alto riesgo de que el feto se contagie y desarrolle el Síndrome Congénito de la Rubéola, que puede provocar la aparición de defectos congénitos en el niño, tales como pérdida de visión y ceguera, pérdida de audición, patologías cardíacas, retraso y parálisis cerebral o dificultades a la hora de empezar a caminar. Posterior a las 20 semanas de embarazo, al encontrarse el feto prácticamente desarrollado, los riesgos anteriores de malformaciones son casi nulos.

Los bebés con este síndrome pueden presentan bajo peso al nacer, diarrea, neumonía y meningitis. Las primeras 8 semanas de gestación son las más susceptibles para el feto, con mayor probabilidad de defectos congénitos, ya que es una época muy importante del crecimiento fetal, con numerosos órganos y sistemas en pleno desarrollo, que pueden verse dañados por el virus.

Los especialistas recomiendan que las mujeres en edad fértil estén inmunizadas contra la enfermedad para evitar el Síndrome Congénito de la Rubéola, o someterse a un análisis antes del embarazo con el fin de detectar la presencia de anticuerpos (defensas) contra la rubéola. La vacuna no se debe administrar durante el embarazo ni en los tres meses anteriores a la concepción y las mujeres embarazadas deben mantenerse alejadas de personas con rubéola